El flopping en baloncesto se refiere a la práctica de fingir una falta o una caída exagerada con el fin de engañar a los árbitros y conseguir una ventaja en el partido. El flopping suele ser utilizado por jugadores que intentan fingir que han sido empujados o agarrados de manera excesiva por el rival para conseguir una falta. Aunque el flopping puede ser efectivo en algunos casos, también es considerado como una táctica deshonesta y puede resultar en sanciones para el jugador que lo emplea.