Inicio titubeante del esloveno en su primer año alejado del Jumbo Visma.
El debut de Primoz Roglic en la París-Niza no cumplió con las altas expectativas que se habían depositado en él. A pesar de ser considerado un fichaje estrella para el equipo Bora, Roglic no logró destacar, terminando en el décimo lugar de la clasificación general, a 5 minutos y 33 segundos del ganador, Matteo Jorgenson.
Este resultado contrasta con el historial de Roglic en vueltas de una semana, donde siempre ha mostrado un desempeño potente y destacado. Sin embargo, esta vez no logró alcanzar ni una victoria de etapa ni el maillot de líder, algo que no sucedía desde hace seis años, desde la Vuelta a la Comunitat Valenciana de 2018.
Roglic atribuyó su discreto desempeño al hecho de que esta fue su primera carrera con un nuevo equipo, lo que implicaba adaptarse a un nuevo entorno, nuevos compañeros y una nueva estructura. A pesar de ello, destacó que el equipo trabajó bien juntos y considera que es una buena base para futuras competiciones.
El director deportivo del equipo alemán, Patxi Vila, señaló que Roglic demostró estar en un buen nivel, especialmente en la etapa del sábado. Sin embargo, en la última etapa hubo algunos errores que le costaron energía, y el clima frío también pudo haber afectado su desempeño.
A pesar de este comienzo decepcionante, Roglic y el equipo Bora están comprometidos a seguir trabajando y mejorar en las próximas carreras. El enfoque estará en continuar los procesos iniciados durante la París-Niza y encontrar el camino de regreso al más alto nivel competitivo.